Por Jose Luis Gálvez Gómez Politólogo
El gobierno mexicano juega con fuego por Cienfuegos.
Históricamente los militares han jugado un papel decisivo en el establecimiento de los distintos regímenes de gobierno, tanto dictatoriales como incluso los democráticos, son cuestiones de alianzas, respaldos, sublevaciones y derrocamientos en determinadas circunstancias sociales de tiempo y lugar.
Lo que está sucediendo con las fuerzas militares en nuestro país, no tiene precedentes en la historia moderna; hoy los militares mexicanos han sido seducidos por el poder político a través del concesionamiento de un amplio control administrativo gubernamental y con un presupuesto económico nunca visto; 112 mil 557 millones de pesos para el 2021.
La detención del General Salvador Cienfuegos por las autoridades norteamericanas el pasado 15 de octubre, por delitos de narcotráfico y lavado de dinero y su reciente liberación, han hecho patente ese poder del ejército mexicano sobre el gobierno civil.
El Gobierno Federal a través de la cancillería presume haber logrado imponerse ante el gobierno de la primera potencia militar y de inteligencia en el mundo, al condicionar su relación de cooperación bilateral después de este acto infame, como fue calificado por los propios militares.
Se especula que, debido al malestar de nuestros militares por la detención de su General, dicha indignación los llevó a presionar al ejecutivo, a través del actual Secretario de la Defensa Nacional, para
que se abogara por él y fuera liberado y devuelto a territorio mexicano para que en caso de ser culpable, fuera juzgado aquí en nuestro país y no en Estados Unidos.
Lograda esta gestión diplomática, altos funcionarios del gobierno Federal afirman que después de este acto ya nada será igual y que una vez que entre el nuevo gobierno estadunidense en funciones, las reglas del juego para la operación de las agencias norteamericanas en materia de narcotráfico van a cambiar, esto en referencia al establecimiento de la Oficina Binacional de Inteligencia establecida en México a raíz de un acuerdo firmado por el expresidente Felipe Calderón y su homólogo George W. Busch.
Este acontecimiento inédito, confirma la innegable complicidad y complacencia de nuestro gobierno hacia el todavía presidente Donald Trump, quien ante los resultados electorales adversos, le facilitó las cosas para que el Departamento de Justicia de ese país, se desistiera de los cargos que dieron origen a la detención del exsecretario de la Defensa Nacional de México.
Recordemos que, hasta el día de hoy, México se suma a los países de Rusia, Brasil, Arabia Saudita y Turquía quienes aun no han reconocido el triunfo de Biden, lo cual anuncia un anticipado mal inicio de las relaciones bilaterales con el futuro Presidente de la Unión Americana.
Pero independientemente de lo que digan nuestros gobernantes, existe una fuerte desconfianza entre los mexicanos sobre el enjuiciamiento del general Cienfuegos; una rápida encuesta publicada en el Reforma, revela que el 77% piensan que no es inocente contra un 11% que sí; 69% dicen que no pisará la cárcel contra un 27% que sí; 73% creen que su investigación será simulada contra un 21% que ésta será seria y el 50% aseguran que fue liberado
por favores entre los mandatarios contra un 39% que fue por falta de pruebas; opiniones que no están muy erradas si tomamos en consideración que el porcentaje de impunidad en nuestro país alcanza el 96%.
Todo parece indicar que ante esta coyuntura se fortalecen dos grupos poderosos: el influyente ejército mexicano por haber logrado traer de vuelta a uno de los suyos y por supuesto los capos de la droga, toda vez que serán los más beneficiados con el probable rompimiento de las relaciones de cooperación de las agencias de inteligencia estadounidenses antidrogas; porque todos sabemos que actualmente a los líderes narcos no se les toca, se les libera y hasta se saluda de mano a sus mamacitas bajo el amparo de la política de “abrazos, no balazos” o que también son humanos y tienen derechos aunque sigan muriendo y desapareciendo muchos mexicanos.
Ahora el gobierno mexicano tiene una bola de fuego en sus manos, tendrá que lidiar con estos grupos porque está de por medio su credibilidad y confianza ante los mexicanos que esperan ver mejores resultados en el esclarecimiento de este caso y en el combate al narcotráfico, no vaya a pasar lo mismo de siempre, es decir, olvido, carpetazo o mayor impunidad.
Ya veremos quienes se quemarán por el fuego del caso Cienfuegos. (iM-rrc)